lunes, 3 de septiembre de 2012

Bolivia no tiene un elevado déficit fiscal gracias a la renta extractiva

El Estado es altamente dependiente de los precios internacionales del petróleo y los minerales, pero no prioriza el potenciamiento del aparato productivo nacional generador de empleo.


La Fundación Jubileo hizo un análisis que compara datos del Balance Fiscal (déficit/superávit) del Sector Público, considerando la totalidad de los ingresos públicos, comparados con un escenario en el cual se resta la renta por hidrocarburos y minerales (es decir, sin IDH, sin regalías por hidrocarburos y sin regalías mineras).
La conclusión más importante es que para los niveles de gastos e inversiones que se realizan, si no se contarían con los recursos de hidrocarburos y minería se tendría un significativo déficit fiscal, señala el análisis publicado en la última revista de la entidad.
Para el año 2011, el superávit fiscal fue de 1.382 millones de bolivianos. Sin embargo, en el escenario sin Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y Regalías, el déficit fiscal hubiera llegado a 13.533 millones en 2011.
En lo que se refiere al porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) también presenta un superávit; pero que tiende a disminuir acercándose nuevamente a situaciones deficitarias. Y en el escenario sin renta extractiva se advierte que se tendrían niveles deficitarios preocupantes, similares a los efectivamente registrados a principios de la década de los 2000.
En la situación actual en que el Estado cuenta con estos recursos provenientes de fuentes extractivas, el 2011 se registró un superávit de 0,8%; pero sin los recursos de esta renta se convertiría en un déficit de -9,6%.
Principalmente desde las gestiones 2004 y 2005 la diferencia entre la situación con renta extractiva y sin renta extractiva es mayor, puesto que es justamente los años en que comienzan a incrementarse estos ingresos, tanto por el aumento de precios como por la creación del IDH.
RECURSOS DEL TGE
Por otro lado, al analizar la situación del Tesoro General del Estado (TGE), que corresponde a los recursos administrados por el Nivel Central, se puede advertir que las circunstancias son similares o incluso peores, puesto que si bien desde el año 2006, gracias a la renta por hidrocarburos, el TGE tuvo una situación superavitaria, rápidamente se retornó a la situación deficitaria a partir del 2009.
Para el 2011, el déficit del TGE fue de 364 millones de bolivianos; pero sin la renta por hidrocarburos hubiera sido de 3.587 millones, según Jubileo.
En ambos casos, tanto para el Sector Público Total como para el TGE, al realizar el cálculo de la situación sin renta extractiva como porcentaje del PIB, se ha restado del PIB total las actividades económicas: Petróleo crudo y gas natural, y Minerales metálicos y no metálicos.
EFECTO ECONÓMICO
Sin embargo, se debe tomar en cuenta que los sectores extractivos también se registran y tienen efecto en otras actividades económicas y que el PIB de los demás sectores de la economía han sido dinamizados los últimos años indirectamente por los mayores recursos que se reciben de la renta extractiva. En consecuencia, si se consideraría este aspecto, la situación sin estos recursos sería aún peor de lo observado.
Asimismo, se debe considerar que en el escenario hipotético solamente se ha restado la renta que recibe el Estado por IDH y regalías; no obstante, el sector público también recibe ingresos por impuestos que pagan las empresas de los sectores extractivos, como ser el Impuesto al Valor Agregado o el Impuesto a las Utilidades de las Empresas, que no se han restado en el análisis de Jubileo y sin los cuales la situación sería más crítica.
“A pesar de la limitación de la información presentada, se observa y se puede aseverar que, tanto para el Sector Público en su conjunto como para el Nivel Central, la dependencia de la renta extractiva es bastante alta y sin estos recursos la situación fiscal sería preocupante”, agrega el trabajo.

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