domingo, 10 de julio de 2011

La quinua transforma la región más pobre de Bolivia

Un hombre limpia el grano de quinua en Pacoma, Bolivia.| Foto ilustrativa  -  Ap   Agencia
Un hombre limpia el grano de quinua en Pacoma, Bolivia.| Foto ilustrativa - Ap Agencia

CONSIDERADO ALIMENTO ESTRATÉGICO

CARACOLLO |
Pequeños copos de nieve se diluyen en los surcos recién abiertos de una tierra reseca y sedienta. Miguel Choque exhala el aire húmedo y frío, sonríe y dice que la nevada es señal de buen augurio para la siembra de quinua.
Antes de roturar la tierra, Choque y otros campesinos vecinos suyos en esta región del altiplano boliviano ofrendan a la Pachamama (Madre Tierra) y piden por un buen año para el cotizado grano. En siete meses los racimos en flor pintarán el paisaje agreste de amarillo, verde y rojo.
La quinua es un grano que ayudó a salvar del hambre a los incas y ahora está transformando una de las regiones más pobres de Bolivia desde que se popularizó en países ricos por sus excepcionales condiciones nutricionales, que han llevado a la NASA a incluirlo en la dieta de los astronautas. Las ventas al por mayor se multiplicaron por siete desde que aumentó la demanda a partir del 2000.
El gobierno del presidente Evo Morales incluyó al cereal como alimento "estratégico" para la seguridad alimentaria de Bolivia y está impulsando su consumo interno. El grano fue incorporado en un paquete de alimentos de subsidio a madres en gestación.
Conocida como el grano de oro de los Andes, el diminuto grano es el único alimento vegetal que provee diez aminoácidos esenciales para el ser humano. Tiene un alto contenido de proteínas (14-18 por ceinto) y es buena fuente de fósforo, calcio, hierro y vitamina E, y puede inlcluso reemplazar la leche materna, dice la FAO.
"Si yo pudiera escoger una comida para sobrevivir toda mi vida, escogería la quinua", escribió hace un tiempo el agrónomo estadounidense Duane Jhonson, de la Universidad de Colorado. "Es la comida más perfecta que hay para la dieta humana".
"Tengo deportistas de alta competencia que hablan bellezas de ella", expresó David Schnorr, presidente de Quinoa Corp., la importadora más grande de Estados Unidos.
El arbusto brota en el altiplano una región árida y pobre a 3.700 metros de altitud y es resistente a las heladas y sequías que periódicamente golpean a esa región.
Bolivia genera un 46 por ciento de la producción mundial y le siguen Perú con 30 por ciento y Estados Unidos con 10 por ciento, según un informe del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural. "Duplicamos nuestras ventas en los dos últimos años, en plena recesión", dijo Schnoor.
El año 2000 Bolivia exportó 1.439 toneladas por 1,8 millones de dólares, el año pasado las exportaciones alcanzaron a 14.500 toneladas por más 25 millones de dólares hacia la Unión Europea, Estados Unidos y Japón, los principales mercados.
Este año la meta es producir 30.000 toneladas, asegura el viceministro de Desarrollo Rural, Víctor Hugo Vásquez.
La quinua no es un cereal. Es una semilla que se come como un grano, no tiene gluten y es más fácil de digerir que el maíz, el trigo, el centeno, el mijo y el sorgo.
Los indígenas que cultivan al grano están entre los más pobres y hasta hace unas décadas muchos de ellos todavía convivían con el trueque. Desde que se puso de moda en países ricos, la quinua los introdujo en el mercado, recuerda Brígido Martinez, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Quinua (Anapqui).
En 1983 costaba un equivalente a 3 dólares el quintal y era conocido como "alimento de indios", mientras que hoy se cotiza a cien dólares, dice Martinez. El boom comenzó cuando en su primera visita a Bolivia a mediados de 1987, los reyes de España incluyeron al cereal en su dieta y la gente volcó su mirada a la quinua.
Irónicamente en las zonas de cultivo aparecieron casos de desnutrición entre los niños debido a que "muchos productores han cambiado la quinua por el arroz y el fideo, que son más baratos", dice Wálter Severo, presidente de los productores en Oruro al suroeste de Bolivia, una de las principales regiones productoras.
"Nosotros no hemos dejado de consumir", asegura Choque.
"Sólo el 10 por ciento se queda en Bolivia, y el 90 por ciento va a la exportación. Eso debe cambiar", sostiene la ministra de Desarrollo Rural, Nemecia Achacollo. "Es más fácil comprar la Coca Cola que hacer un refresco de quinua".
La variedad más cotizada es la quinua real que sólo se produce en Bolivia en una región vecina a inmensos salares en el suroeste del país. La radiación solar que llega desde el mar blanco de sal y la tierra salitrosa hace que se produzca el cotizado grano que el gobierno boliviano busca patentar.
La quinua real tiene los mismos nutrientes que el resto pero contiene saponina, un compuesto que le da un sabor ligeramente amargo y es usado en cosméticos y detergentes. Por eso es más cara y su precio puede alcanzar a los 3.000 dólares la tonelada métrica.
Muchos en este país creen que la quinua puede transformar el empobrecido altiplano como sucedió con la soya, que llegó a ser el motor del despegue económico de la rica provincia de Santa Cruz en el oriente boliviano.
Los precios pagados en mercados europeos y estadounidenses por tonelada métrica de quinua son hasta cinco veces más que la soya.
 Martínez no cree que el cereal vaya a incidir en el despegue económico del Altiplano. A diferencia del oriente, los campesinos altiplánicos disponen de poca tierra, 10 hectáreas como promedio.
"La quinua no nos está sacando de la pobreza, pero vivimos mejor. El campesino tienen mejores ingresos y por eso mismo consume otras comidas, pero no ha dejado de consumir quinua", dice.
El cereal era ignorado por los mismos bolivianos por su sabor ligeramente amargo. Hoy es una artículo de lujo. Pasó antes con la carne de llama desde que se puso de moda por su colesterol bajo.
Con frecuencia los cultivadores del cereal también diversifican su economía con la cría de llamas y alpacas de las que aprovechan su lana, carne y sus deshechos son usados como abono.
Varios productores dejaron el arado tirado por bueyes que domina en gran parte de esta región y ahora utilizan tractor y otros implementos mecánicos.
"La quinua es como el arroz del altiplano", declaró Morales a fines de diciembre durante una visita a Venezuela. "Antes la gente no quería comer quinoa, decía que era un alimento del indio y, como es del indio, no querían comer. Ahora el pueblo boliviano empieza a reaccionar".
Algunas autoridades dicen que por el tipo de siembra tradicional, menos dañina con la naturaleza, la quinua encaja en el modelo de sociedad que busca construir el presidente Morales, el primer indígena que gobierna Bolivia.
"La quinua nos dará una base material de un tipo de sociedad que es la encarnación del Estado plurinacional" que propugna la nueva Constitución, comentó hace un tiempo la ex viceministra de Desarrollo Rural, Teresa Morales.
El mandatario anunció hace un tiempo un plan para el cereal. La meta es duplicar los cultivos hasta las 100.000 hectáreas, fortalecer la producción de quinua ecológica, industrializarla y fomentar el consumo interno, explica Vásquez.
"Antagonismos internos" entre productores y comercializadores impidieron avanzar más rápido, reconoce. Pero los productores ven con desconfianza los planes del gobierno que construyó varias plantas para almacenar y seleccionar el grano.
"Nosotros vemos como una competencia al gobierno; está bien su apoyo pero nos gustaría que ayude con riego y con investigación para mejorar la calidad de la semilla y el rendimiento de la tierra. Sin embargo, lo que hace es construir plantas de quinua", argumenta Martínez.
Para Gonzalo Flores, asesor de la FAO, si Bolivia no aprovecha la oportunidad podría ocurrir lo que pasó con el caucho a principios del Siglo XIX, que edificó un imperio en Brasil y Bolivia hasta que las semillas del árbol aparecieron en Asia y en pocos años el auge de la goma en la amazonia naufragó.
"El gobierno debería poner más energía para generar un esquema de fomento", afirma Flores.
Otro técnico de la cooperación internacional sostiene que uno de los problemas para sacar rápido provecho del auge de la quinua está en la visión del gobierno que ve a los negocios rurales como algo pecaminoso.

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