sábado, 11 de agosto de 2012

Economía productiva para Cochabamba

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Acciones conjuntas. Las determinaciones deben pasar por acciones a partir de la aceptación del problema por organismos oficiales y de planes inmediatos y de largo alcance.

Representantes de varias instituciones departamentales han expresado su preocupación frente a la postergación económica que atraviesa Cochabamba desde hace varios años.

Cochabamba se ha convertido en un departamento de paso con incidencia en una economía de servicios y de comercio que si dinamiza algo la economía, le ha significado su estancamiento en el proceso de producción que genera una economía con excedentes.

Son muy escasas las actividades que se relacionan con la producción intensiva de recursos naturales y de otras actividades. Los datos que han sido proporcionados son muy claros. La participación departamental en el PIB nacional que en los años 70 años era del 30 por ciento ha caído al 16 por ciento , mientras que la tasa promedio de crecimiento del PIB nacional ha sido del 4 por ciento en los últimos 10 años, Cochabamba ha crecido sólo del 2 por ciento ocupando el quinto lugar a nivel nacional y la inversión pública nacional ha caído en los últimos quince años del 23 al 13 por ciento .

Estos datos son elocuentes y hablan por sí solos que Cochabamba está postergada. Esta situación refleja que la mayoría de las actividades están concentradas en los servicios y en el comercio, lo que en realidad genera pocas oportunidades de empleo estable y escasa generación de riqueza en términos globales con beneficio para la economía departamental.

Hasta hace algunos años los cochabambinos lamentábamos que Cochabamba había sido desplazada por Santa Cruz en un proceso económico que había determinado que ese departamento se sitúe luego como la economía más pujante de Bolivia, seguida por La Paz, por las condiciones de ser sede de Gobierno. Ahora todos los indicadores ratifican que Cochabamba en su economía y en los procesos de inversión de proyectos productivos está mucho más relegada del tercer lugar.

Las inversiones públicas han bajado considerablemente. Basta comparar que el 2007 llegaban a los 437 millones de bolivianos y en la gestión de 2011 tan sólo a los 107 millones.

La producción de petróleo que es uno de los rubros de mayor importancia y esperanza para Cochabamba no ha logrado niveles mayores en la producción y por el contrario ha caído de 14 mil barriles por día en 2006 a 5 mil en 2010.

Todos estos datos que están debidamente verificados no pueden sino inducir a adoptar decisiones y acciones conjuntas entre todas las instituciones representativas de Cochabamba, es decir, conjuntamente con los niveles oficiales como la Gobernación, que es la principal en asumir planes de trabajo. Ha llegado la hora de dejar atrás los lamentos y culpas que se expresan en el plano político respecto a lo que hicieron o dejaron de hacer las administraciones prefecturales en el pasado y los gobiernos anteriores por Cochabamba.

Las determinaciones deben pasar por acciones conjuntas que partan del diagnóstico que lo conocemos todos, de la aceptación del mismo por parte de los organismos oficiales y en consecuencia de la ejecución de planes inmediatos y de largo alcance.

Se habla del Plan Territorial de Desarrollo Departamental como uno de los mecanismos para impulsar las actividades productivas de Cochabamba y de iniciar el camino para que el departamento ingrese a una economía productiva. Lo importante es que este plan aborde la realidad y sea participativo con las instituciones que tienen que ver con el desarrollo regional, es decir a partir de entidades especializadas que conocen la problemática de la región y con otras que vayan más allá del enfoque político para centrar su atención en lo económico y técnico.

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